Mi muy estimado 2006

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez 

 

 

Hace ya 365 días que te saludé cuando llegaste a este mundo. La verdad es que me hubiera gustado que encontraras nuestra casa más ordenada, pues la teníamos bastante maltratada. Si, creo que esta es la palabra más adecuada. Haz de saber que desde tiempos inmemorables los hombres no hemos sabido atender adecuadamente a nuestro mundo. Pienso que la luna ha de estar muy preocupada ante la posibilidad de que algunos de nosotros nos vayamos a vivir a ella.

Soy amante de la naturaleza, aunque no estoy afiliado a ningún movimiento ecologista; sobre todo porque considero que algunos de ellos son simples disfraces usados por la mercadotecnia para ocultar otros fines y porque no puedo aceptar que algunos consideren al ser humano como un simple depredador.

Este mundo nos lo regaló Dios a los hombres; es nuestro; es para nosotros. Por este motivo es que debemos ocupar nuestros esfuerzos para mantenerlo en las mejores condiciones posibles.

Hace poco escuché por la radio un "spot" con un mensaje lleno de sabiduría. Aunque con otras palabras, nos habla de un error muy común, pues muchos se plantean lo siguiente: ¿Que clase de mundo les vamos a dejar a nuestros hijos? Cuando lo correcto sería preguntarse: ¿Que clase de hijos le vamos a dejar a nuestro mundo?

Todos entendemos que para hacer frente a las exigencias de las empresas modernas, nuestros estudiantes se han de preparar en el manejo de varios idiomas, en los avances de la computación y mil temas más, pues cada día aumenta la competitividad. Sin embargo, la mayoría de los padres de familia no están poniendo el mismo interés en preparar a sus hijos para que puedan ser buenos esposos y buenos padres. Grave, muy grave error.

Bien sabemos que una persona profesionalmente exitosa puede estar muy lejos de ser un buen ser humano, sobre todo si el éxito solemos verlo sólo desde el punto de