De recetas… a recetas

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez  

 

Anoto la carta de comida que, estoy seguro, habremos disfrutado en más de una ocasión. Como plato de entrada un: No me toques que te muerdo, con un poco de sonrisa amenazante. De segundo plato: No te metas en mi vida, aderezado con un fuerte: Tampoco me importan, para nada, tus problemas personales. El plato principal un: Aquí las cosas se hacen como yo digo, con bastante de: Si no te gusta te puedes largar. Y por último, el postre: Media vuelta bien marcada, bañada en salsa de silencio. Para acompañar, una botella de: A mí, tú no me haces ni maldita falta, reserva del 96. Todo exquisito. Sí señor.

En contrapartida, hace tiempo, recargando gasolina a mi muy querido y viejo compañero de tantas aventuras, Chevy; pude leer en la ventanilla de la gasolinera, una receta que me resultó tan cursi como simpática, firmada por un tal Anónimo (Nota: El autor ha de suponer que todos lo conocemos, pues no anotó su apellido). La señorita que me atendió me dijo que, si lo deseaba, podía sacar una copia para obsequiármela, lo cual se lo agradecí y he aquí lo que dice:

La receta secreta de la felicidad (Porciones para toda la familia.)

2                      Kilogramo de recuerdos infantiles

8                      Tazas de sonrisas

2.5                   Kilogramos de esperanzas

100                  Gramos de ternura

5                      Latas de cariño

40                    Paquetes de alegría

1                      Pizca de locura

8                      Kilogramos de amor

5                      Kilogramos de paciencia

1.      Limpia los recuerdos, quitándoles las partes echadas a perder o que no sirvan. Agrégale una a una las sonrisas hasta formar una pasta suave y dulce.

2.      Ahora añade las esperanzas y permite que repose, hasta que doble su tamaño.

3.      Lava con agua cada uno de los paquetes de alegría, pártelos en pequeños pedacitos y mezcla con todo el cariño que encuentres.

4.      Aparte, incorpora la paciencia, la pizca de locura y la ternura cernida. Reserva.

5.      Divide en porciones iguales todo el amor y cúbrelos con la mezcla anterior.

6.      Hornéalas durante toda tu vida en el horno de tu alma.

7.      Disfrútalas siempre con toda tu familia.

Consejo: Puedes agregar a la mezcla anterior dos cucharadas de comprensión y 300 gramos de comunicación para que esta receta dure para siempre.

De recetas a recetas y, puestos a escoger, prefiero ésta última.