Peligro de secuestro

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez  

 

 

Cuando nos dejamos convencer por la ley del menor esfuerzo, qué fácil es resbalar por la bien lubricada pendiente de la mediocridad. Por principio, lo más fácil es lo más cómodo, y como decía un amigo mío: “Risueña la criatura… y cosquillas que le hacen…”. Sobre todo cuando los avances técnicos y la mercadotecnia nos ofrecen hacernos cada día más ricos, más eficaces, más delgados y hasta más guapos sin tener que esforzarnos.

Pero veamos lo que nos dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española sobre algunos términos que están en el escenario de la vida actual: “Mediocridad: Cualidad del mediocre”. “Mediocre: De calidad media. De poco mérito, tirando a malo”. Sin embargo, tal parece que a muchos esto no les importa, pues para ello se inventó la tolerancia. “Tolerancia: Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”. No cabe duda que la tolerancia puede ser una virtud basada en la aceptación civilizada hacia los demás, pero puede depravarse cuando lo que se tolera es algo malo como la violencia, los abusos sobre los más débiles y todo aquello que atenta contra la naturaleza humana.

Un estudioso de la Ciencia Jurídica -Andrés Ollero- afirma: “Si todo derecho reposa sobre un justo título, difícilmente cabrá exhibir un derecho a ser tolerado. El reconocimiento de derechos no es tarea propia de la tolerancia, sino de la justicia, que es la que exige -llegando a recurrir a la coacción, si fuera necesario- dar a cada uno lo suyo. La tolerancia, por el contrario, es fruto de la generosidad; en la medida en que anima a dar al otro más de lo que en justicia podría exigir”.

Por otra parte, el mundo occidental cada día se impregna más de un subjetivismo muy atractivo, gracias al cual cada uno fabrica su propia realidad. “Subjetivismo: Referente a subjetivo”. “Subjetivo: Perteneciente o relativo a nuestro modo de pensar o de sentir, y no al objeto en sí mismo”. Cuidado, pues el subjetivismo, tan políticamente correcto, puede vivir en una amable poligamia con la mentira y el error.

Sin embargo, estas tendencias vienen avaladas por la democracia. Democracia: “Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno”. Quien afirma que el pueblo no se equivoca… ¡Qué equivocado está! La realidad ha demostrado insistentemente que el error puede estar en uno, o en muchos, aunque sean la mayoría.

Así pues, corremos el peligro de estar ante un caso de delincuencia organizada donde aparecen en complicidad la democracia (alias “la diosa”), la tolerancia (alias “respeto”), el subjetivismo (alias “libertad”) y la mediocridad (alias “autenticidad”), que, según informes confiables, pretenden secuestrar a las buenas costumbres, contando con nuestro silencio culpable.