Atentado a la Universidad de Navarra

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez  

 

 

Esta semana la ETA perpetró un atentado terrorista en la Universidad de Navarra, donde hicieron explotar un coche bomba que provocó lesiones a 17 personas entre alumnos, profesores y trabajadores de la institución al igual que daños cuantiosos en automóviles e instalaciones. Esta no es la primera ocasión en que la organización terrorista arremete contra la universidad.

Cabe preguntar sobre cual es el objetivo que persigue un grupo terrorista al atacar una institución educativa que desde su fundación ha venido funcionando sin ninguna tendencia política como lo quiso San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. Dicha universidad se caracteriza por su alto nivel educativo reconocido mundialmente y dentro de una concepción católica de la vida que viene a enriquecer la formación de sus educandos.

Como exalumno de esta casa de estudios me siento indignado, al tiempo que gratamente confortado, por la actitud de sus autoridades y de la institución en pleno ante quienes -basados en el odio- se atreven a despreciar la vida de seres humanos. Un ejemplo digno de ser consignado es la carta que al día siguiente de los hechos dirigió el rector a la comunidad universitaria y de la que copio algunos párrafos.

“Queridos estudiantes y profesionales de la Universidad:

“Hoy ha sido un día duro para todos. Por eso quiero dirigirme a vosotros cuanto antes. Me gustaría hacerlo uno por uno, pero me resulta imposible en estas circunstancias. Ya conocéis lo fundamental: gracias a Dios, no tenemos que lamentar desgracias personales y los heridos leves han recibido el alta o, previsiblemente, la recibirán pronto. He tenido ocasión de visitar a los que están todavía ingresados, y les he llevado el cariño de todos.

“Son innumerables las llamadas, mensajes, correos y declaraciones públicas de apoyo. Me falta espacio para citar a todos… A todos he agradecido su solidaridad, que ahora comparto con vosotros. El apoyo de tantas personas nos anima a renovar con ilusión nuestro quehacer en el campus con la mayor normalidad posible desde hoy mismo.

“Pienso que -además de mantener la serenidad, rezar y perdonar- no hay respuesta mejor al atentado que retomar hoy mismo nuestra vida universitaria en las clases, los laboratorios, las consultas médicas. Ayer pude comprobar cómo muchos de vosotros, empezando por Limpieza y Mantenimiento, comenzasteis a realizar con gran profesionalidad vuestro trabajo en circunstancias tan extraordinarias. Os lo agradezco de corazón. Vuestra capacidad de reacción es un estímulo. Nos anima a todos a recomenzar de nuevo, con la ilusión renovada de que la universidad sea, como quería su fundador, sembradora de paz y de alegría. Con todo mi afecto.

“Ángel J. Gómez-Montoro”.