Miénteme más

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez  

 

 

¿Se acuerdan Ustedes de aquella canción que dice miénteme más…? Pues esto parece ser uno de los tantos defectos que tenemos los descendientes de Huitzilopochtli. Esto es, el gusto de que nos mientan, siempre y cuando nos digan cosas bonitas.
Fíjense si no nos gustará mentir que, cuando festejamos el cumpleaños cantando las famosas “Mañanitas”, solemos decir: “Hoy por ser día de tu santo”, cuando normalmente es aniversario de su natalicio.
“Estas son las mañanitas” sin importar a qué hora del día las cantemos. Además, las mañanas no pueden ser chiquitas aunque el tiempo pase muy de prisa, pues cada hora es de 60 minutos, y éstos transcurren siempre a la misma velocidad.
“Que cantaba el Rey David”. Lo aquí mencionado no coincide con las Sagradas Escrituras, pues entre todos los salmos atribuidos al insigne monarca hebreo no aparece nuestro himno cumpleañero. Por lo mismo, deduzco que tal estrofa es producto de una licencia literaria como tantas licencias que dan por ahí a gente que no sabe manejar.
“El día en que tú naciste nacieron todas las flores” ¡Menos lobos Caperucita! Dicha afirmación no concuerda con los libros de Botánica donde se aclara que la aparición de estos elementos florales-decorativos existían mucho antes que la primera pareja de seres humanos; que dicho sea de paso, era dispareja, gracias a Dios, pues el ser humano es un ser “sexuado”; esto significa que existen dos sexos: masculino y femenino. No hay más. Qué le vamos a hacer, la naturaleza es como es.
“En la pila del Bautismo cantaron los ruiseñores”. Si por ruiseñores se refieren a los Señores Ruiz, entonces quizás sí, pero si se están refiriendo a los pájaros que cantan con voz de soprano, cabe aclarar que, desafortunadamente, dichos plumíferos no suelen dar conciertos por todo nuestro territorio, pues según entiendo su hábitat se encuentra en zonas con clima fresco y de preferencia arboladas; esto es, lejos de las grandes ciudades y de los lugares con temperaturas extremosas.
“Volaron cuatro palomas por toditas las ciudades”. Achis, achis, achis, achis. ¿Toditas, toditas..., toditas? ¡Pobres cuatro palomas! Además pueden preguntarle a cualquier criador de palomas y les dirá que esto no es posible. ¿Saben porqué? Pues pregúntenselo a él; yo no tengo palomas.
En fin, todo sea por hacernos pasar un rato agradable, asunto, que dicho sea de paso, es de gran importancia en nuestros días, pues a la mayoría de nuestros conocidos no les alcanza el dinero para darnos un regalo.
Y como nos estamos acercando a la Navidad, vale la pena pensar qué podemos darles a nuestros seres queridos. Y aquí pienso no en cosas materiales, sino en aquello que seguramente esperan de nosotros.