“Papaloteando”

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez  

 

Desconozco por qué al hecho de perder el tiempo se le suele llamar: “papalotear”. De lo que estoy seguro es que hace referencia a esos simpáticos aparatos voladores tan populares en el mundo entero, conocidos también como cometas.

Todavía, cuando pasamos por muchos pueblitos, podemos verlos luchando, y a veces siendo vencidos, contra las corrientes de aire. Además, según reportajes gráficos y videos, nos enteramos de que son sumamente populares en todo el mundo, donde se llevan a cabo competencias en las que participan equipos de varios países.

Las diferencias entre los papalotes hechos en casa y los “made in Taiwan”, estriba en que los primeros, realmente están hechos con amor, y los segundos, se los compran los papás “modernos” a sus hijos “modernos”, sin importarles si serán capaces de volarlos.

A los inflables, que venden en las tiendas, podemos llamarlos “juguetes” y a los elaborados en casa, “artefactos” de arte y “fácere”. Sin embargo, dicha distinción no anda en busca de las diferencias técnicas, sino de algo que considero de una importancia mucho mayor.

Me refiero a la oportunidad y conveniencia de que los padres de familia sepan dedicar tiempo, cabeza, interés, paciencia y cariño a sus hijos aprovechando la manufactura de un papalote, por poner un ejemplo, que les permita tener algún pasatiempo en común; e incluso en el que pueda participar toda la familia, donde colabore la mamá para que provea de famoso engrudo, y la ayuda de los hermanos o hermanas más pequeños para que se encarguen de la cauda, uniendo trozos de trapo, y mil cosas más.

Estos aparatos pueden ser construidos con varitas, y papel de china, lo cual no afecta la economía familiar -por muy actualizada que se encuentre- y está permitido usar los colores de la familia. Para esto se pueden consultar los textos especializados en heráldica o, en su defecto, utilizar los colores de los equipos de futbol preferidos. Una vez terminado el “OVSI” (Objeto Volador Sí Identificado), se puede votar para darle un nombre concreto y posteriormente ser firmado por todos los miembros del “team” o equipo fabricante. Más tarde vendrá la prueba de fuego: conseguir que realmente se levante y se mantenga en el aire. Para lo cual convendrá tener preparada una cámara de fotografía o de video, y guardar bien esas fotos o cintas durante varios años, para que puedan ser admiradas por los hijos de los hijos. Amén.

No debemos perder de vista que, una familia es mucho más que las actas de matrimonio de los padres y las de nacimiento de los hijos. Y un claro ejemplo de ello son los imprescindibles papalotes. Conclusión: hemos de invertir tiempo para aprender y enseñar a “papalotear”.