Asuntos de amor

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez  

 

 

Partamos de la base de que el mundo es mixto: Hay hombres y mujeres, y son innumerables las consecuencias de la relación entre unos y otras. No todos amamos pero, como sabiamente dice la canción: “Sin un amor la vida no se llama vida. Sin un amor le falta fuerza al corazón. Sin un amor el alma muere derrotada, desesperada en el dolor, sacrificada sin razón. Sin un amor no hay salvación”.
Carlos Fisas, en su libro: Frases que han hecho Historia, recoge algunos textos sobre el amor los cuales, como suele suceder en estos temas, tienen algo de amarga realidad.
“No hay amor sin que alguien sufra o haga sufrir”. Henri de Regnier.
“¿El amor? Grandes palabras primero, palabritas durante, y palabrotas después”. Édouard Pailleron.
“El amor hace pasar el tiempo y el tiempo hace pasar el amor”. (Atribuida a varios autores).
“En el fondo de todas las almas hay tesoros que sólo el amor puede descubrir”. E. Rod.
Mi experiencia como sacerdote me ha permitido ver que cada amor tiene su historia, y la falta de amor es la historia de muchos amores. Con esto quiero decir que el déficit de cariño suele producir hambre de él, y son muchos quienes viven mendigando amor por todas partes y en todo momento, sin embargo, no todo amor es ordenado.
Por otra parte, hay amores egoístas y otros fundamentados en un sentimiento de lástima. Ambos casos no son sanos. ¡Qué complicada es la ciencia del querer!
Podemos decir que el egoísta se cuece en su propio jugo, sin embargo, hay algunos que saben seducir engañando con lisonjas y regalos. Entre sus muchos recursos están los famosos chantajes sentimentales.
Ahora bien, cuando hablamos del amor podemos pensar que todo el mundo puede y sabe amar, sin embargo está demostrado que no es así. En este tema, como en muchos otros, hay que aprender a hacerlo. La principal escuela para ello es la familia, pero como las crisis por las que está pasando el hombre repercuten también en este ámbito, no toda familia está capacitada para enseñar a querer, o cual nos ha de llevar a aprender de otras personas que sí saben hacerlo.
Sin duda uno de los textos más profundos y exigentes sobre nuestro tema es el del Papa Benedicto XVI: “El desarrollo del amor hacia sus más altos niveles y su más íntima pureza conlleva el que ahora aspire a lo definitivo, y esto en un doble sentido: en cuanto implica exclusividad —sólo esta persona—, y en el sentido del —para siempre—. El amor engloba la existencia entera y en todas sus dimensiones, incluido también el tiempo”.
No cabe duda: este es un tema para pensarlo, no sólo para sentirlo.