Periodismo sin Ética

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez  

 

 

Podría comenzar este artículo diciendo algo así como: “Parece mentira que algunos periodistas no sepan leer”. Pero todos sabemos que sí saben -no son unos analfabetas- por lo tanto, habrá que buscar otra explicación para entender por qué se atreven a dar una noticia burdamente adulterada en un tema tan delicado.

Pero bajemos antes a nivel de cancha y escuchemos la lección que le da su mamá a un hijo de 10 años:

“Mira fulanito: La honradez es una virtud fundamental en la vida de la sociedad y nunca debemos mentir. Sin embargo, puede darse un caso justificado como el de un estafador que use de esa artimaña al considerar que con ello le salva la vida a una persona inocente, a quien andan buscando unos sicarios. Este hecho nos hablaría del inicio de la conversión del estafador como un acto enfocado a cambiar su conducta, pues significaría que está empezando a pensar en los demás y no sólo en su beneficio egoísta”.

Sin embargo, al día siguiente el hijo de esa señora va a contar a sus amigos en la escuela que su mamá le aclaró que la mentira es válida siempre y cuando tengamos un motivo para hacer uso de ella.

Veamos en concreto las palabras del Papa Benedicto XVI tal como aparecen en el libro “Luz del mundo” escrito por Peter Seewald:

“Concentrarse sólo en el preservativo quiere decir banalizar la sexualidad y esta banalización representa precisamente el motivo por el que muchas personas ya no ven en la sexualidad la expresión de su amor, sino sólo una especie de droga, que se suministran por su cuenta. Por este motivo, también la lucha contra la banalización de la sexualidad forma parte del gran esfuerzo para que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda ejercer su efecto positivo en el ser humano en su totalidad.

“Puede haber casos justificados singulares, por ejemplo, cuando un prostituto utiliza un preservativo, y éste puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar de nuevo la conciencia sobre el hecho de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiere. Sin embargo, este no es el verdadero modo para vencer la infección del VIH. Es verdaderamente necesaria una humanización de la sexualidad”.

Por si fuera poco, en algunos artículos editoriales podemos encontrar otro enfoque tan desconcertante como ridículo al achacar parte del crecimiento del SIDA a la prohibición de la Iglesia sobre el uso de los preservativos. Si el asunto no fuera tan serio daría risa, pues estos articulistas suponen que dos homosexuales dejan de usar el preservativo en sus relaciones sexuales “porque la Iglesia se los prohíbe”. ¡Por favor señores!

No cabe duda que el periodismo exige un ejercicio de la Ética para lo cual no todos están preparados.