Hilando ideas

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez   

 

Acabo de leer tres artículos donde encontré conceptos interesantes, los cuales, aunque no aportan nada novedoso, sí tienen mucha actualidad.

Pablo Cabellos Llorente, afirma que: Cada día contemplamos el intento de armonizar los contrarios. El autor observa la cobarde fuga de la realidad en que solemos incurrir cuando nos enfrentamos a situaciones absurdas e incoherentes, con un afán desmedido de quedar bien con todo mundo.

Por ello afirma: Sigo pensando que nuestra crisis actual no es sólo, ni principalmente, pura cuestión económica —sin olvidar que existe una muy fuerte—; es un problema de la razón dañada, que se resiste a indagar la verdad de lo que sucede, a reconocerla y a decirla. Es un problema del hombre, del ser humano que hemos ido esculpiendo en falso. Así tampoco va bien a los cristianos, porque las patologías de la razón acaban siendo patologías de la fe, y del amor… Pero tenemos arreglo.

Por otro lado, en un manifiesto de la Escuela de Negocios del IESE (Barcelona, España) podemos leer: Existen unos cuantos principios que deberían regular la ética en el mundo económico, comercial y empresarial, lo que tiene muchas repercusiones políticas. Para lo cual propone tres conceptos:
1- Tenemos que propiciar un sistema compartido de valores que fomente la amistad, la lealtad, la identificación y el entusiasmo dentro de la empresa. Entre los valores que se deben tener en cuenta está el de la confianza mutua entre todos los que forman la familia empresarial. Este sencillo hecho es esencial para crear una comunidad en torno a un sistema de valores éticos.
2- Hay que asumir que la racionalidad es limitada y no debemos creer que los directivos son omniscientes. Hay que superar la adicción a las estadísticas absurdas, que algunos se sacan gratuitamente de la manga.
3- La empresa debe estar pendiente de los motivos extrínsecos (dinero, éxito comercial) y de los motivos intrínsecos (satisfacción con el propio trabajo) y, por ello, debe atender tanto las necesidades de los clientes como las de los empleados.
Y por último cito un texto del Papa Benedicto XVI donde, dirigiéndose a los jóvenes asistentes a la Jornada Mundial de la Juventud les dice: Deben conocer lo que creen; deben conocer su fe con la misma precisión con la que un especialista de informática conoce el sistema operativo de una computadora; deben conocerla como un músico conoce la pieza musical que ejecuta. Sí, ustedes deben estar cada vez más profundamente arraigados en la fe de la generación de vuestros antepasados, para poder resistir con fuerza y decisión a los desafíos y a las tentaciones de este tiempo.

Lo que une estos textos, desde mi muy personal punto de vista, es que cada ser humano es uno, y su compleja realidad ha de ser integrada en un todo, pues sin esta idea no se puede pedir la coherencia que tanta falta nos hace.

Hagámosle caso a Cabellos Llorente cuando nos dice que todavía tenemos arreglo.