¿Deberemos preocuparnos?

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez

 

 

·                 Cuando ya no creamos en los políticos, ni en los funcionarios públicos.

·         Cuando no podamos confiar en los policías.

·         Cuando los representantes de la sociedad se olviden de aquellos a quienes representan.

·         Cuando los niños le pierdan el respeto a los maestros.

·         Cuando los padres no tengan autoridad moral sobre sus hijos.

·         Cuando perdamos la fe en la Iglesia, y en sus ministros.

·         Cuando quienes no han estudiado la doctrina de la Iglesia se atrevan a criticarla, y cualquiera se adorne con el título de teólogo.

·         Cuando dejemos de tratar con delicadeza a los muertos.

·         Cuando no confiemos en lo que nos dice la historia.

·         Cuando no tengamos tiempo para rezar, porque hay asuntos más importantes que atender.

·         Cuando el único valor que prevalezca sea el económico.

·         Cuando dudemos de nosotros mismos.

·         Cuando los padres de familia no tengan tiempo para su esposa y sus hijos.

·         Cuando a los directores de las empresas no les importe la estabilidad familiar de sus   trabajadores, sino sólo sus ganancias, y sacar de la jugada a los competidores.

·         Cuando todos lo niños tengan acceso a la peor pornografía.

·         Cuando no valoremos la vida de quienes habitan en el seno materno.

·         Cuando matar civiles inocentes sea una costumbre.

·         Cuando la vida de los ancianos, y de los enfermos, no valga nada.

·         Cuando los pobres valgan menos ¾o nada¾ por no tener dinero.

·         Cuando hayamos borrado toda posible diferencia entre el bien y el mal.

·         Cuando la verdad se convierta en algo opinable.

·         Cuando podamos comunicarnos, en tiempo real, a cualquier rincón del mundo sólo para hablar de cosas superfluas.

·         Cuando podamos gastar muchas horas, de nuestra irrepetible vida, viendo en la televisión programas vacíos de contenido.

·         Cuando la gente educada hable como quienes no han recibido educación.

·         Cuando la fidelidad al cónyuge dependa simplemente de los sentimientos.

·         Cuando la unión familiar se base en el capricho, y en el egoísmo.

·         Cuando el apetito sexual sea lo único realmente importante entre un hombre y una mujer.

·         Cuando el respeto al criterio ajeno esté por encima del derecho de los padres a cuidar la formación de sus propios hijos.

·         Cuando cualquiera que se sienta con el derecho a difamar, y a calumniar, cuente con el aplauso del gran público, y el apoyo de los mass media.

·         Cuando las mujeres se porten como los hombres, y los hombres como mujeres.

·         Cuando el único verdadero pecado sea fumar en los lugares públicos.

·         Cuando se tenga un buen sistema de información y distribución de preservativos, para que todos los adolescentes puedan formar parte de la población sexualmente activa, reduciendo al máximo los riesgos de embarazos o contagios de ETS.

·         Cuando podamos reírnos, con bromas de mal gusto, en llamadas por teléfono que se tramitan por las estaciones de radio, sin previo aviso a los entrevistados.

 

Cuando todo esto suceda, no deberemos preocuparnos, con tal de que se consiga la única meta verdaderamente importante: ¡Mantener el raiting de radio y televisión, y el tiraje de diarios y revistas! ¿Será, acaso, este criterio el correcto?