La ignorancia religiosa

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez

 

 

Querido Margarito:

Permíteme saludarte, con la ilusión de que te encuentres bien. Aquí todos estamos, gracias a Dios, dentro de los niveles de salud y humor considerados como "aceptables" (aunque: “Se aplican restricciones”). 

Mientras pensaba escribirte, pasó por mi memoria una anécdota de la infancia, la cual no quiero dejar de contarte pues, aunque es muy simple, viene a cuento de lo que te quiero decir. Recuerdo, con mucho agrado, cuando mi padrino Vicente, que en paz descanse, me permitía acompañarlo a un terreno que tenía no lejos de Cuidad Cooperativa Cruz Azul.

En uno de aquellos felices días, pude observar la forma en que un buen hombre araba la tierra manejando su yunta de bueyes. Pero me llamó la atención cómo lo hacía; pues al llegar al final del surco recién abierto, enfilaba sus animales exactamente por la misma línea, de esta forma, repetía en cada largo el mismo trabajo, y aunque a decir verdad, nunca fui chismoso, se lo comenté a mi padrino, quien con firmeza me llamó la atención con las siguientes palabras: "No hables de lo que no sabes", y me enseñó que “esa” era la forma correcta de arar.

Tristemente he de reconocer cómo muchas veces en la vida, he olvidado esa sabia enseñanza, y éste es en definitiva el principal motivo de mi carta. Pues todos los días vemos a tantos y tantos caer en la misma falta de prudencia, hablando de temas desconocidos. Entre los cuales están los de religión; que a mi juicio, son de especial importancia. (Aunque soy consciente de que -ahora- para muchos no tiene ninguna).

Para que puedas darte una idea más clara de mi inquietud, te sugiero que apliques el siguiente "Doctrinómetro" a todo el que esté dispuesto a conocer su nivel de conocimientos religiosos. 

1. ¿Qué significa la palabra "Religión"?
2. ¿Quiénes son los cuatro Evangelistas?
3. ¿Cuáles son los Mandamientos de la Ley de Dios?
4. ¿Qué es la Misa? (Si contestan que "es ir a oír la palabra de Dios"... ¡Lástima        Margarito!, en este caso se habrían quedado en la primera de las tres partes        de ella, esto es: “La Liturgia de la Palabra”)
5. Definición de Sacramentos.
6. Definiciones de: diácono, presbítero, párroco, vicario, canónico, Obispo y           Arzobispo.
7. Diferencias entre: herejía, apostosía y cisma.
8. ¿A qué se le llama en la teología católica "Unión Hipostática"?
9. ¿Cuál es la diferencia entre la "Gracia Santificante" , la “Sacramental” y las “Actuales”?
10. ¿Cómo se puede demostrar con la Biblia, el valor de autoridad que tiene "la Tradición" en la Iglesia Católica?
11. ¿Qué se conoce como el "Código de Derecho Canónico" y quién le da su autoridad?
12. ¿Cuál es la diferencia entre los sacerdotes seculares y los sacerdotes religiosos?

Como podrás suponer, en base a la doctrina católica existen miles de preguntas más, pero pienso que las aquí planteadas, pueden servir como una sencilla muestra de calificación. Por otra parte, conviene dejar bien claro que cuando Dios nuestro Señor tenga que juzgarnos, se fijará en cómo vivimos y no en cuánto sabemos. Sin embargo, también es lógico suponer que para vivir de una manera determinada, hay que basarse en una doctrina concreta.

No basta con ser una persona de buen corazón para agradar a Dios, esto es, no debemos conformarnos con los "buenos sentimientos", y ¿sabes por qué?, porque no basta "no ser malo" para “ser bueno”; de igual manera que el agua, que no es fría, no necesariamente es caliente... entre lo caliente y lo frío está lo tibio... entre "el hombre malo" y "el hombre santo" está el mediocre, y la ignorancia tiene mucho que ver con la mediocridad. Si no te convence la afirmación anterior, llévala al plano profesional y entenderás mi punto de vista. Pero debo aclarar que la ignorancia a la que me refiero, es aquella de la que nosotros somos culpables por negligentes.

Una vez planteado el problema, nos vemos en la necesidad de buscar posibles soluciones, procurando que sean sencillas. Y en el presente caso una posible solución es estudiar el Catecismo de la Iglesia Católica publicado por la autoridad de Su Santidad Juan Pablo II y que, dicho sea de paso, tiene una enorme riqueza de citas tanto de las Sagradas Escrituras como del Magisterio. Ya sé lo que estás pensando... y tienes razón, esa no es la solución, pues la gente no está acostumbrada a estudiar, y menos los adultos (salvo honrosas excepciones).

Habrá que esperar a que algún "mago del cine", esto es uno de esos geniales productores, haga una serie de películas emocionantes y con muchos trucos de efectos especiales, para que la gente común conozca muchas cosas sobre un "Dios que nos quiere tanto, que no paró hasta dar a su Hijo Unigénito, a fin de que todos los que creen en El no perezcan, sino que tengan vida eterna", como nos enseña San Juan en su Evangelio. 

Como único consuelo de lo que te digo en esta carta, (y por si no te habías dado cuenta, estoy en un plan pesimista) quiero hacerme la ilusión de que, por lo menos, alguien aprenda que la religión es objeto de estudio... no de opinión.